"Creciendo hacia la PAZ, el AMOR
y la AMISTAD"
En enero de 1964, un profesor mallorquín dijo que debía haber un día en el año en el que se celebrara el Día de la No Violencia y La Paz en los centros escolares para educar a los alumnos en el ámbito
de la solidaridad y de la no violencia. Entonces se decidió que el día elegido fuera el día de la muerte de Mahatma Gandi, 30 de enero, ya que de él aprendimos que no hace falta la guerra para conseguir
fines o lograr la justicia, y también que vivimos en un mundo en el cual cada uno tiene una justicia propia y cada cual la toma por su mano. Recientemente, hemos visto en los telediarios, las noticias, periódicos e internet, que la violencia está en todos lados: atentados terroristas en Francia, guerras y rígidas dictaduras que solo tienen una ley, conseguir sus objetivos COMO SEA. Y la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿por qué tenemos que recurrir a las armas y a los puños? ¿No seremos capaces de hablar y de recurrir al diálogo como personas que somos? ¿Acaso tenemos
capacidad para destruir el mundo y no para cambiarlo y acabar con los problemas que son una verdadera amenaza, como el hambre y las guerras? Pero para estas preguntas no tenemos ni respuesta ni solución; en cambio, podemos hallarlas si desde casa, el instituto, la calle, las relaciones con nuestros amigos, hermanos, familiares, profesores, vecinos y transeúntes intentamos dejar de lado la violencia y optamos por el comportamiento pacífico y civilizado, porque todos
estamos dotados de un sentido común que podemos poner en funcionamiento para entender a los demás. Y, realmente, ¿nos hemos dado cuenta del verdadero poder de las palabras? ¿De verdad somos conscientes de que palabras como, “por favor” y “gracias” pueden cambiar el mundo? Me parece que no, porque no somos capaces de entender que las cosas no se consiguen a la fuerza, que hay otros medios para hacerlo. Las palabras cambian nuestra mente y las de los que nos rodean,
porque las palabras son fuerza y son vida. Apuesta por la paz y di no a la violencia, porque siempre hay solución a los problemas sin tener que recurrir a la fuerza.
Lucía López(2ºE)